viernes, 19 de septiembre de 2008

Crónicas Intemporales: Un lugar en el cielo


Un lugar en el cielo.


Las campanas de la pequeña iglesia resonaban, el cortejo fúnebre se dirigía en procesión para la misa de cuerpo presente de la difunta.

Doña Julia había fallecido a sus 98 años de edad. Ella en compañía su esposo habían fundado esta pequeña ranchería enclavada en lo mas perdido de la sierra.

Al frente del cortejo, el ataúd negro era cargado en hombros, atrás de el, sus parientes mas cercanos, entre ellos su hija.

Entre un remolino de polvo, el cortejo llegaba a la entrada del templo. En la entrada se encontraba el cura preparado para oficiar la misa. Xochitl, la hija de Doña Julia adelanto sus pasos para hablar con el cura.

Subió unas escalinatas y se encontró de frente con el cura.
- Buenos días, padre… aquí estamos ya, para la misa de mi mamá.
El cura observó detenidamente a Xochitl, intentando reconocer ese rostro desconocido para él… ¿Quién eres tú?
- Soy Xochitl, la hija de Doña Julia.

La mirada del sacerdote se enturbio, y con un brazo la aparto de la entrada a la iglesia.
¡De nuevo, vienes a ofender a esta iglesia!, ya sabes que no eres bien recibido –dijo, mientras se dirigía a encontrar al cortejo-
-¡Yo no ofendo a nadie con mi presencia, si estoy aquí, es por mi madre!
-Tú no tienes perdón, no puedes entrar, ¡mírate!

El cortejo ya se encontraba en las escalinatas, y el cura con los brazos en alto, detuvo a la gente, con voz determinante dijo:
- ¡Alto!, no pueden entrar.
La gente guardo silencio, sorprendida por las palabras del cura. No pueden entrar si entra él, -y volteo señalando con el dedo a Xochitl-

El silencio se rompió, y se escucho un murmullo de voces. El cura percibió que ese murmullo de voces desafiaba su autoridad, así que agrego: "No lo recuerdan, es el hijo de Don José, es ese chamaco que hace unos años corrimos del pueblo para que no fuera un mal ejemplo para sus hijos. Por ello, él no puede entrar, no es bienvenido a esta iglesia. Hoy regresa para pervertir a sus hijos y ofender la casa de Dios."

Xochitl se recargo contra la columna del templo, y a su mente regresaron aquellas imágenes... una mañana al terminar la misa el padre y una comitiva de feligreses -asusados por el propio sacerdote- la alcanzaron camino a su casa, ahí la cuestionaron y le dijeron que tenia que salir, pues no era bien vista ahí. Con mucho miedo Xochitl abandono su tierra, y se volvió una exilada. Abandono a su madre, sin poder volverla a ver.

Un griterío interrumpió sus recuerdos... ¡Todos tenemos derecho a entrar a la iglesia! ¡Si ella no entra, nosotros tampoco!

La turba cargo de nuevo al ataúd de Doña Julia, y se dirigió al panteón donde le rezarían. Una nube de polvo se levanto y azoto al rostro desencajado del cura.

Rocio Suárez.
Crónica Intemporal basada en un hecho real.

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