Crónicas Intemporales: Eva Investigadora.
Eva llegó ya casi al amanecer, estaciono su automóvil al interior del edificio en el que vivía. Saco su bolsa, cerró la puerta del auto, y activo la alarma, para posteriormente dirigirse a las escaleras, subir los tres pisos y llegar a su departamento.
A estas horas ya todo mundo dormía, pero se percato como “Doña Chuy” se asomaba por la ventana para cerciorarse de quien había llegado -ella es la conserje del edificio y ya estaba habituada a ver llegar a Eva a estas horas de la madrugada-
Doña Chuy fue una de las primeras personas del edificio que había visto a Eva con esas minifaldas, zapatillas de tacón y blusas entalladas. A su vez, Eva le explico que por motivos de su “trabajo” no se extrañara de sus llegadas casi al amanecer.
Así que al subir, resonaron sus tacones por todo el edificio hasta perderse en el tercer piso. Ahí saco sus llaves, abrió la puerta y encendió la luz. Era el típico “departamento de soltera”, pequeño y funcional para una sola persona. Se dirigió a su recamara, ahí se dejo caer en la cama, con la mirada al techo, como queriendo encontrar las estrellas. Pasaron algunos minutos y se incorporo sentándose en la orilla de la cama, viéndose al espejo.
La envolvía la nostalgia, esa noche había sido especial -entre platica, baile y algunas copas, el “festejo” se prolongo- . Se puso de pie, miro su figura detenidamente…su edad, y complexión le habían ayudado en su transformación, quienes la veían la chuleaban y envolvían de piropos de todos colores. En el fondo se sentía alagada pues ello hablaba de lo “profesional de su trabajo”. Pero eso había terminado, así que estiro su mano lentamente para tocar esa imagen en el espejo, como pretendiendo que nunca se fuera, que se quedara con ella.
Dando la espalda al espejo se quito la peluca, y se empezó a desvestir. Como en un ritual fue acomodando cada prenda en la cama, doblándola amorosamente, quizás esta fuera la última vez. Mientras eso hacia, le vino a la mente como en la adolescencia su familia le había recriminado sus gustos por las prendas femeninas, y hoy esas prendas femeninas le dan de comer, le pagan el departamento y el auto, etc.
Cada una de las prendas, así como la peluca y las zapatillas son acomodadas en el closet.
Eva apaga la luz, y ya desnuda, pero envuelta en emociones encontradas se dirige a darse una ducha. Al terminar corre a la cama, quiere descansar. Pasan algunos minutos y de pronto se incorpora, estira la mano para alcanzar su bolsa que esta sobre el buró, hurga en ella y saca su arma, una nueve milímetros que coloca bajo la almohada… duerme tranquilamente.
En el 2006 en la Ciudad de México se descubrió una serie de asesinatos a personas de la tercera edad. En un principio se pensó en un travesti como posible responsable. Eva mejor conocida como Adán, labora en el área de investigaciones especiales de la PJDF, y participo como agente encubierto en la investigación del caso de la “MataViejitas”, para ello se involucro en el mundo travesti. Es un elemento recién egresado del centro de capacitación policial, cuya actividad no fue reconocida en las averiguaciones.
La crónica intemporal corresponde a la noche en que fue capturada la mata viejitas, -quien finalmente resulto ser una mujer de complexión robusta- y sus compañeros le organizaron un festejo y despedida para Eva. Por el momento Adán es quien regreso a la “normalidad”, mientras Eva espera una oportunidad para salir ¿la volveremos a ver en la investigación de otro caso?
Eva llegó ya casi al amanecer, estaciono su automóvil al interior del edificio en el que vivía. Saco su bolsa, cerró la puerta del auto, y activo la alarma, para posteriormente dirigirse a las escaleras, subir los tres pisos y llegar a su departamento.
A estas horas ya todo mundo dormía, pero se percato como “Doña Chuy” se asomaba por la ventana para cerciorarse de quien había llegado -ella es la conserje del edificio y ya estaba habituada a ver llegar a Eva a estas horas de la madrugada-
Doña Chuy fue una de las primeras personas del edificio que había visto a Eva con esas minifaldas, zapatillas de tacón y blusas entalladas. A su vez, Eva le explico que por motivos de su “trabajo” no se extrañara de sus llegadas casi al amanecer.
Así que al subir, resonaron sus tacones por todo el edificio hasta perderse en el tercer piso. Ahí saco sus llaves, abrió la puerta y encendió la luz. Era el típico “departamento de soltera”, pequeño y funcional para una sola persona. Se dirigió a su recamara, ahí se dejo caer en la cama, con la mirada al techo, como queriendo encontrar las estrellas. Pasaron algunos minutos y se incorporo sentándose en la orilla de la cama, viéndose al espejo.
La envolvía la nostalgia, esa noche había sido especial -entre platica, baile y algunas copas, el “festejo” se prolongo- . Se puso de pie, miro su figura detenidamente…su edad, y complexión le habían ayudado en su transformación, quienes la veían la chuleaban y envolvían de piropos de todos colores. En el fondo se sentía alagada pues ello hablaba de lo “profesional de su trabajo”. Pero eso había terminado, así que estiro su mano lentamente para tocar esa imagen en el espejo, como pretendiendo que nunca se fuera, que se quedara con ella.
Dando la espalda al espejo se quito la peluca, y se empezó a desvestir. Como en un ritual fue acomodando cada prenda en la cama, doblándola amorosamente, quizás esta fuera la última vez. Mientras eso hacia, le vino a la mente como en la adolescencia su familia le había recriminado sus gustos por las prendas femeninas, y hoy esas prendas femeninas le dan de comer, le pagan el departamento y el auto, etc.
Cada una de las prendas, así como la peluca y las zapatillas son acomodadas en el closet.
Eva apaga la luz, y ya desnuda, pero envuelta en emociones encontradas se dirige a darse una ducha. Al terminar corre a la cama, quiere descansar. Pasan algunos minutos y de pronto se incorpora, estira la mano para alcanzar su bolsa que esta sobre el buró, hurga en ella y saca su arma, una nueve milímetros que coloca bajo la almohada… duerme tranquilamente.
En el 2006 en la Ciudad de México se descubrió una serie de asesinatos a personas de la tercera edad. En un principio se pensó en un travesti como posible responsable. Eva mejor conocida como Adán, labora en el área de investigaciones especiales de la PJDF, y participo como agente encubierto en la investigación del caso de la “MataViejitas”, para ello se involucro en el mundo travesti. Es un elemento recién egresado del centro de capacitación policial, cuya actividad no fue reconocida en las averiguaciones.
La crónica intemporal corresponde a la noche en que fue capturada la mata viejitas, -quien finalmente resulto ser una mujer de complexión robusta- y sus compañeros le organizaron un festejo y despedida para Eva. Por el momento Adán es quien regreso a la “normalidad”, mientras Eva espera una oportunidad para salir ¿la volveremos a ver en la investigación de otro caso?
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